Asociación Mi pequeño obrador - Por la conservación del pan artesano, natural y tradicional
(asociación sin ánimo de lucro)
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Defendemos la labor del buen hacer en el pan artesano y tradicional y la continuidad en su desarrollo, el respeto a las materias primas y a sus procesos de elaboración, considerándolo como un bien intangible social y humano.
Así mismo, divulgamos la necesidad social del mantenimiento de la figura del pequeño artesan@ y su manera de laborar y elaborar, para que no se pierda ni se desvirtúe este milenario y ancestral oficio, frente a las grandes empresas, franquicias, etc donde el respeto a dichos procesos son anecdóticos o inexistentes.
(R) Mi pequeño obrador es, junto con su logo, una marca registrada por la Oficina Española de Patentes y Marcas
Origen de la asociación
Esta Asociación está al servicio de unos fines muy concretos como lo son la defensa de un oficio milenario y de la tradición en su manera de hacer, laborar y elaborar. Promovemos la figura del pequeñ@ artesan@ frente al comercio actual y frente a la práctica aniquilación de este oficio que sólo unos pocos pretenden salvaguardar.
El disfraz de artesano es usado de manera vil y cruel por cuantos desean sólo sacar rédito económico a un alimento de valor nutricional incalculable y con poder social y humano intangible. Lamentablemente es una grandísima mayoría. Por desgracia, es una certeza.
En mis trece años en los que he volcado mi pasión en lo que fue un proyecto maravilloso y que tuve que dar por finalizado, he podido comprobar casi de todo. Pero nada ha sido comparable al ver a mis amig@s perdid@s ante tanta falta de ética, profesionalidad, mal hacer, desinformación y ocultismo, cuando han buscado su pan. Han sufrido un desamparo absoluto.
Esta asociación sin ánimo de lucro nace de la necesidad de mis amig@s, de este desamparo ante la búsqueda de un alimento vital, el cual ha sido vapuleado y está absolutamente manipulado y corrupto, salvo algun@s valientes que siguen honrándolo.
Existe una tremenda, no...tremendísima, dificultad de encontrar un pan que represente los valores nutricionales y éticos del buen hacer de un verdadero pan, del pan artesano.
Es por ello que nace este hermoso proyecto: una asociación sin ánimo de lucro en la que el único objetivo es servir a sus socios. No existe objeto mercantil ni actividad empresarial, así como tampoco atención al público externo a ella. No buscamos la viabilidad empresarial ni un margen de beneficios. Así debe ser y así es este proyecto. Todo lo que pueda generarse con las aportaciones de sus socios se revertirán en su fin.
De esta necesidad vital nació "Pan para mis amig@s: laboratorio de pan" y, finalmente, esta unión ha proporcionado solidez a este proyecto a través de un marco asociativo, con servicio exclusivo a sus soci@s, a mis amig@s, donde desarrollo fórmulas y comparto mi cocina y mesa con ellos. Todo ello se lleva a cabo a través de este vehículo maravilloso que permite canalizar mi pasión panadera, así como defender el buen hacer de este ancestral oficio. Me permite, así mismo, reafirmarme, no rendirme jamás y no bajar la cabeza ante ninguna empresa, mercados o tendencias, tan fugaces que poco perduran en el tiempo, aunque las herramientas sean otras.
Lo que sí perdura es la amistad, la felicidad al compartir y la ilusión de quien ve un futuro por el que seguir luchando.
El marco asociativo es hermoso. De hecho, nunca me sentí totalmente cómoda ante la idea de empresas, microempresas, super mega empresas, empresas asteorideas... las que sean. Cuando comencé a hacer pan, lo hacía desde el corazón. Lo hago desde el corazón. Mi desarrollo personal va de la mano de la tradición panadera y el amor a una manera de hacer y un respeto a los procesos, materias primas... Amo todo lo que lo rodea.
Este año que finalizó para nosotros el 30 de junio, viví muchas experiencias. Gran parte fueron satisfactorias, pero otras no fueron tan gratificantes. En mi memoria tengo grabado aquel momento en que, al salir por la puerta de mi casa, contigua al obrador, quise saludar y no fueron pocos los días en que ese saludo no fue devuelto por algun@s personas que esperaban para llevarse su pan. O aquel día en que alguien decidió mirar el móvil en lugar de levantar la cabeza y responderme con un fácil "buenos días".
En ese momento me pregunté "qué hago yo aquí", "para quién hago esto". Pensé... "no entienden nada". No entendieron el mensaje que quería darles a través de mi pan: Amor. Otros sí. Otros se agarraron con fuerza a este mensaje y no lo soltaron. Y a día de hoy lo atesoran, como yo atesoro cada conversación mantenida con ellos.
El motivo por el que un grupo de personas diferentes se unen fuertemente por un precioso hilo común y se resisten a soltarlo, es una de las cosas mas hermosas que he visto en mi vida, La prueba de que el pan tradicional y artesano es un bien social y humano intangible, es justo este grupo de personas, ahora soci@s. Se han unido, sin preguntarse a qué partido político son afines, de qué equipo de futbol son seguidores, teniendo en cuenta que estas dos condiciones sociales son las que más nos separan.
Aquí no hay lugar para eso. Su pan les ha unido. Les ha hecho trabajar en equipo y han conseguido que sus voces suenen como el Concierto de Año Nuevo. Con aplauso final incluido.
El pan tradicional y artesano, sus guardianes, deben tener un lugar indiscutible, irremplazable, en nuestra sociedad y en las venideras. Un lugar propio en la humanidad. ¿Qué sería la humanidad sin este alimento? Es y ha sido necesario para su existencia y lo será para su evolución. Si no queremos que nuestra calidad de vida y salud colapsen, debemos defenderlo, atesorarlo y darle el valor fundamental e insustituible que debe tener. Porque, de lo contrario, nuestras mesas estarán llenas de aquello que parece pan pero que huele a excesos de levadura, sal, glutamato, conservadores, correctores, inhibidores, saborizantes..... ¿De verdad queremos eso?.
Jamás he entendido, ni entenderé, como no existe una política de estado real, de protección efectiva, de este oficio. Cómo se favorece descaradamente a las medianas y grandes empresas y se machaca sistemáticamente al pequeño artesan@. Cómo es posible que las inspecciones sanitarias me requirieran todas las fichas técnicas, etiquetas.... y mis amig@s aún están esperando que "aquel obrador" les de esa información. Para dónde miran quiénes. Para dónde miran qué.
Cómo es posible que aún se entreguen panes en bolsas de plástico, no ya por el plástico, sino por la tristeza tan grande y la denigración que supone para este alimento que se entregue en esa triste bolsa sin etiqueta. Algunos se afanan más y entregan bolsas de papel....sin etiqueta claro. Eso sí, el logo bien grande. ¿En qué nos hemos convertido? ¿En qué nos convertiremos?
¿Será que estas prácticas son un reflejo de una gran clase política corrupta? Pues, sentémonos a verlo. O no. Mejor movámonos en la dirección correcta y sumemos todos. Porque se puede sumar. Es una operación simple. Olvídense de las ecuaciones.
Por último, les voy a rogar algo. Busquen a ese panader@, aquel que ama su profesión y transforma su buen hacer y su corazón en sus piezas y no lo abandonen en esta época de calor o en otras en los que los caprichos se imponen, porque puede suceder lo que me ha ocurrido a mi. Que cuando vayan a buscarlo se encuentren con esa preciosa puerta cerrada, porque les ha sido imposible sobrevivir durante tres meses. Piensen que el artesan@ panader@ hace pan. No vende helados ni refrescos. Elabora su pan, cada mañana, cada noche.....
Yo, al cabo, seguiré haciendo pan en mi casa y recibiré en mi cocina a mis amig@s, pero usted, por las razones que haya considerado pertinentes, las cuales no juzgo ni valoro y respeto por encima de todo, habrá desaprovechado la oportunidad de poner el único alimento que cumple con todos los valores nutricionales de salud y que, cada día, habita su mesa. Pan sano.
Por ello, no abandone a su artesan@ panader@ porque posiblemente le necesite más de lo que imagina. Los que no podemos continuar por la baja demanda y mermas que acompañan la estacionalidad, encontramos nuevos recursos, vías o caminos para seguir desarrollándonos. Pero ese pan, abierto al público, se ha quedado ahí. Ese daño social es irreparable.
Pan, salud y amor para tod@s.